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RUTA DEL QUIJOTE
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Presentación a la hora y lugar que se indique y salida desde Madrid hacia Argamasilla de Alba, dicen que fue aquí donde Miguel de Cervantes, preso en la Cueva de Medrano empezó a escribir lo que llegaría a ser la novela más universal de la literatura castellana. Esta población es el lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiso acordarse Cervantes en la primera parte del Quijote. En la Iglesia de San Juan el Bautista fue pintado el Cuadro Exvoto de Rodrigo de Pacheco, en éste aparecen una dama y un caballero con ojos de loco y largos bigotes, personaje que los habitantes de la localidad ha identificado siempre con el hidalgo soñador. Visita a la Casa Medrano, edificada en tiempos del escritor y por supuesto a la Cueva de Cervantes, con la dependencia que sirvió de prisión y en la que estuvo encarcelado. Continuación hacia  Alcázar de San Juan, según algunos estudiosos, se puede considerar como la cuna de Cervantes. Los dos edificios más representativos de Alcázar de San Juan son: La Iglesia de Santa María y el Palacio del Gran Prior de los Hospitalarios. Almuerzo. Continuación hacia Campo de Criptana. Imagen típica de estas tierras, presidido su paisaje por los famosos molinos que confundiera Don Quijote con gigantes. Sin duda, el mayor atractivo de Criptana son sus molinos, situados en la sierra de la Paz; en la actualidad se conservan 10 de los 32 que tuvo en otras épocas. Tres de ellos han sido monumentos por su antigüedad. Visita del Molino Infanto con maquinaria original del siglo XVI , Molino Culebro, dedicado a Sara Montiel  , visita del albaicin criptano y de la Casa-cueva, vivienda de molineros excavada en la roca ,del siglo XVI. La visita se completa con la visita de la Calle escalerillas, la Fuente del Moco: fuente de agua de manantial, la Plaza Mayor, la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. De la Asunción (Si está abierta el día de la visita) y Pósito Real: Almacén de grano del S. XVI y actual museo municipal.. Salida hacia El Toboso. Visita de la Casa de Dulcinea, Conocida desde antiguo como “Casa de la Torrecilla”, perteneció a Doña Ana Martínez Zarco de Morales, a la que Cervantes inmortalizó con el nombre de Dulcinea (Dulce Ana). Reconstruida en la década de los sesenta, es una reproducción de un caserón manchego del siglo XVI con las dependencias de la labor en la planta baja, huertos traseros, curioso palomar y dormitorios en la planta alta. Conserva mobiliario de la época de gran interés y sabor popular.. Regreso a Madrid y FIN DEL VIAJE.

 

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